La cita base de la disertación está consignada en el libro de Génesis capítulo 1, versos 1 y 2. El hombre de Dios hizo una interesante comparación entre el desorden que sufría la tierra antes de la creación con el estado pecaminoso del ser humano antes de su encuentro con Dios (vacía, desordenada y en tinieblas).
Por otro lado, recordó que Dios ha permanecido igual a pesar de que los tiempos aparentemente han cambiado. Además se detalló los distintos nombres de Dios presentes en las Sagradas Escrituras y cómo estos son aplicables a la vida diaria del creyente.
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