lunes, 30 de julio de 2012

Llamados a ser la Luz del Mundo.

Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.Juan 8:12.

Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.Mateo 5:16.

En los países mediterráneos, una ciudad situada en una montaña se ve inmediatamente: en el día debido a la blancura de sus edificios, y en la noche debido a la luz de las casas.
De igual modo, la conducta de los discípulos de Jesús en este mundo debe ser una luz perceptible por todos. ¿Cuál es la luz que los creyentes estamos llamados a hacer brillar? Es todo lo que los creyentes dicen o hacen, porque creen en Dios; es toda manifestación visible de su fe. Es la expresión, en nuestra actividad cotidiana, de la luz moral de la vida de Jesús.
Cuando Jesús estuvo en esta tierra, sus discípulos vieron que su Maestro irradiaba esa luz de la vida que disipaba sus dudas, echaba fuera sus temores y fortalecía su fe. Después de su resurrección, el fervor de Su amor animó sus corazones y condujo sus pasos. Como vivían en comunión con el Señor, pudieron llevar esa luz de la vida al mundo.
Al igual que los discípulos de Jesús, nosotros también debemos vivir la vida que Jesús describe en Mateo, capítulos 5 a 7. Entonces, los que nos rodean podrán observar en nuestra vida lo que significa creer en Dios y tratar de honrarlo. Serán llevados a reconocer que nuestra luz proviene de Dios, y que nuestras acciones son su obra ejercida a través de nosotros. ¡De este modo glorificarán a Dios!

Fuente:impactoevangelistico.net

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