jueves, 19 de julio de 2012

Rev. Gustavo Martínez - Cuidado con los carros nuevos

Cuidado con los carros nuevos

Rev. Gustavo Martínez Garavito

Dios puso en el corazón de David la necesidad de trasladar el arca, pero el arca no se trasladó conforme Dios lo había ordenado; sino que se hace en un carro nuevo tirado por bueyes.

“David volvió a reunir a todos los escogidos de Israel, treinta mil. Y se levantó David y partió de Baala de Judá con todo el pueblo que tenía consigo, para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos, que mora entre los querubines. Pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en el collado; y Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo. Y cuando lo llevaban de la casa de Abinadab, que estaba en el collado, con el arca de Dios, Ahío iba delante del arca. Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos.
Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes tropezaban. Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios. Y se entristeció David por haber herido Jehová a Uza, y fue llamado aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy. Y temiendo David a Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová? De modo que David no quiso traer para sí el arca de Jehová a la ciudad de David; y la hizo llevar David a casa de Obed-edom geteo. Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa” (2 Samuel 6:1-11).
Todos conocemos la manera cómo el arca de Dios fue tomada por los filisteos en los días del sacerdote Elí, un momento de crisis, de decadencia espiritual, prácticamente de descarrío porque en estos días no había visión con frecuencia y la Palabra de Dios escaseaba.
Los filisteos estaban allí para presionar y para desafiar a Israel. En el momento de ir a la guerra Israel era débil. Israel pensó que con llevar el arca en medio de la batalla obtendría la victoria venciendo sobre los filisteos; pero olvidaron que Dios estaba airado y se había apartado de ellos. Para ellos no importaba que en un momento de apuro, de dificultad transportaran el arca; lo que ellos debían hacer era buscar a Dios, humillarse ante Él, pedir su ayuda, su misericordia para que les fuese dada la victoria. Dios dice que Él honra a los que le honran y que se deja hallar de los que temprano le buscan; pero de aquellas personas que le menosprecian, que le tienen en poco, no será hallado (1 Samuel 2:30).
El arca fue tomada y llevada a la tierra de los filisteos, como dice la Escritura en 1 Samuel capítulo 5. Cuando este pueblo filisteo devolvió el arca (1 Samuel 6:7), lo hicieron pidiendo consejo a los sacerdotes de Dagón y a los adivinos, de cómo debían enviar el arca. La Biblia dice que pusieron el arca en un carro nuevo, con una ofrenda como expiación; también dieron la orden que el carro no sea conducido por hombres, sino que busquen dos vacas recién paridas y que se coloquen allí al frente y si ellas seguían el camino recto, sin desviarse a la derecha, ni a la izquierda, ni retroceder, ellos entenderían que por tal causa había venido esta plaga de tumores y de ratones al territorio de los filisteos, especialmente en las ciudades donde había estado el arca.
Las vacas no se desviaron del camino y llegaron al lugar destinado, a la tierra de Israel, allí le recibieron y fue llevada a casa de Abinadab donde estuvo muchos años; todo el tiempo que ministró Samuel y gobernó Saúl, ahora David.
La idea de trasladar el arca en un carro nuevo no vino de Dios, no nació en el pueblo de Israel, tampoco nació en el corazón de los levitas o sacerdotes; eso vino del corazón de los adivinos y de los que guiaban a los filisteos, y estaba bien para ellos porque eran paganos, desconocían totalmente la ley del Señor.
Dios puso en el corazón de David la necesidad de trasladar el arca, que no estuviera más ausente, pero en esta ocasión el arca no era trasladada conforme Dios lo había ordenado; sino que se hace en un carro nuevo tirado por bueyes y guiado por dos personas que ministraban: Uza y Ahío los dos hijos de Abinadab.
La Biblia nos dice que en la era de Nacón los bueyes tropezaron y el arca parecía que se iba a caer y es cuando Uza trató de sostenerla, pero le estaba prohibido a los sacerdotes tocar el arca o mirar lo que había en su interior, ellos a través de las varas la colocaban sobre sus hombros y la trasladaban, conforme a lo ordenado por el Señor.
El arca era un caja de madera de Acacia, esto nos habla de la naturaleza humana de Cristo, pero también estaba cubierta de oro que es el tipo de su naturaleza divina y de su gloria; los querubines que estaban allí representaban la actividad angelical a favor de su pueblo, dentro del arca habían recuerdos de momentos cumbres de la historia de Israel, en primer lugar estaban las dos tablas que contenían los diez mandamientos, fundamento de la ley y del gobierno divino; también estaba la vara de Aarón que reverdeció y recordaba el poder divino, era tipo de la resurrección de Cristo, dando testimonio de cómo Dios respalda a quien ha elegido, y otorgado su autoridad.
También allí estaba el maná con que Dios alimentó a Israel durante cuarenta años, y representaba a Cristo. La Palabra de Dios dice: “Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer… Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:31-35); Jesús está diciendo que Él es el pan verdadero que descendió del cielo, y habla que la persona que participa de Él no volverá a tener hambre. Así que, nosotros también participamos de este pan, tipo de Cristo a través de su Palabra, a través de su presencia.
Pero lo más significativo del arca era que representaba el pacto de Dios con el ser humano, especialmente con un pueblo que Él había apartado, representaba la gloria de Dios sobre Israel, representaba el Dios guerrero de la nación hebrea que se había comprometido con Abraham y su descendencia, cuando ellos veían el arca recordaban el pacto de Dios sobre todos ellos.
David en esta ocasión quiso ser innovador, si hay algo que le gusta al ser humano es innovar, llamar la atención, el corazón del hombre y mucha gente corre para oír y ver qué está pasando; en los días del Señor Jesucristo una gran multitud fue buscando sanidad, un toque sobrenatural de Cristo, pero también fueron buscando ocasión para destruirle, otros por curiosidad simplemente, y otros iban por los panes y los peces, solo por interés, era la novedad del momento y por eso todos corrían a ese lugar donde se encontraba el Señor.
Los filisteos habían enviado el arca en un carro nuevo y lo tiraban unas vacas que trajeron sin ningún problema, no hubo ninguna novedad en el camino. David pensó que si usaban bueyes, acostumbrados al yugo, a ser dirigidos, será mejor. En 1 Crónicas 13:5, se convocó al pueblo y les pidió opinión si estaban de acuerdo en que el arca fuese trasladada a Jerusalén y dice la Biblia que a todo el pueblo le pareció bien, ellos consideraban los bueyes más nobles, además eran adiestrados para trasladar el arca sin ninguna novedad, se abolió lo que estaba establecido. Dios había dicho que el arca debía ser llevada en hombros de los levitas que irían a pie.
Hoy día hay muchos carros nuevos que se están introduciendo para llevar la presencia de Dios, moviéndose en muchas congregaciones, y en muchos púlpitos se está innovando. Cada quien quiere hacer las cosas a su manera, no a la manera bíblica y de Dios. Hoy cada quien quiere inventarse una mejor manera de vivir el Evangelio y se habla de que no se necesita ser tan estrictos; muchos dicen que estar tan apegado a la Palabra es ser anticuado, es estar viviendo en una era pasada, que es no tener revelación. Algunos dicen que están recibiendo una nueva unción, una nueva revelación, y fácilmente están introduciendo estos carros nuevos que no han venido de parte de Dios, sino que han venido del mundo, de los filisteos, de cuanta persona anda apartada de Dios.
Cuántas personas andan apartadas de Dios, descarriadas, que no tienen temor, sino que lo que quieren es llamar la atención, tener multitudes, no interesan como vivan, no importa si se santifican o no; lo que les importa es el dinero, la fama, el prestigio, tener un nombre en este mundo; pero Dios no acepta este mover de carros nuevos, Él quiere que su arca siga siendo llevada en los hombros de aquellos que han sido escogidos y señalados para este oficio, es a través de hombres que Dios ha llamado y santificado.
Los bueyes representan aquellas personas que aparentemente son educados, con conocimiento para conducir, pero que no son los que Dios ha llamado. Usted puede ver que Uza y Ahío de cargadores se volvieron guías de carros nuevos, de una nueva revelación. Es fácil soltar la responsabilidad, volverse indiferente, frío, carnal y hacerse a un lado; y que los demás carguen el arca, que otros la transporten y sientan su peso; es fácil ser solamente un guía, como un profesional que solamente orienta, pero que no se humilla, que no pone la carga del Señor en sus hombros, que no la lleva en su corazón; nos gusta dirigir y mirar a otros cómo trabajan y se esfuerzan, cómo interceden y cooperan, mientras nosotros sacamos el hombro de los compromisos con Dios, nos volvemos indiferentes y nos apartamos a las esquinas, a las orillas a ver cómo otros llevan esa carga.
Podemos ver las consecuencias que vinieron al no haberse hecho las cosas conforme a la Palabra de Dios, allí dice que “David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos” (2 Samuel 6:5); toda una fiesta, pero lo estaban haciendo bajo un espíritu de desobediencia porque no estaban haciendo las cosas conforme el Señor lo había ordenado. Se puede alabar a Dios, mostrar una aparente celebración, una muestra de júbilo y de alegría aunque se esté en desobediencia.
La Biblia dice que: “Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes tropezaban. Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios. Y se entristeció David por haber herido Jehová a Uza, y fue llamado aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy. Y temiendo David a Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová? De modo que David no quiso traer para sí el arca de Jehová a la ciudad de David; y la hizo llevar David a casa de Obed-edom geteo” (2 Samuel 6:6-10).
Si Dios no interviene allí hubiera parecido que todo estaba bien y se hubiera cambiado el modo de trasladar el arca, pero Dios que guarda su Palabra y su Obra no permite que cualquiera se introduzca encubiertamente para hacerle daño a la Obra o para abolir lo que Él ha establecido. Todo programa por bueno que parezca donde se violenta los principios de Dios no sirven y al Señor no le interesa por qué se está sustituyendo los fundamentos de su Palabra; lo que es de Dios hay que respetarlo. No se precipite porque a Uza Dios lo castigó con muerte por precipitarse a sostener el arca; no trate de sostener lo que Dios solo puede sostener; Dios es celoso con su Obra y no deja que la manipulen de cualquier manera.
En 2 Samuel 6:11 nos dice la Palabra: “Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa”. El arca fue llevada a casa de Obed-edom, un hombre que no era de la descendencia israelita, pero se había hecho uno más de ellos, un hombre piadoso, de un buen testimonio; y dice que el arca estuvo allí tres meses “y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa”. Cuando llegó el arca a la tierra de los filisteos Dios trajo destrucción y mortandad, pero cuando llegó a la casa de un hombre justo que honraba a Dios esa misma presencia bendijo a este hombre y a toda su casa. Si nosotros trasladamos la presencia de Dios a nuestra vida, no solo somos bendecidos nosotros, sino también nuestra familia y a los que están a nuestro alrededor.
Cuando David escucha que la casa de Obed-edom había sido bendecida “llevó con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David. Y cuando los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero engordado. Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino. Así David y toda la casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta” (2 Samuel 6:12-15).
En 1 Crónicas 15:13-15, él les recuerda ese traslado y les dice: “Pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza. Así los sacerdotes y los levitas se santificaron para traer el arca de Jehová Dios de Israel. Y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios puesta sobre sus hombros en las barras, como lo había mandado Moisés, conforme a la Palabra de Jehová”. Que bueno cuando aprendemos que cuando se va en contra de las cosas divinas no se puede seguir y triunfar; que bueno que aprendamos a respetar la Palabra, a entender que lo que es de Dios, es de Dios; que no es el arca nuestra, es el arca de Dios, es el testimonio de Dios el que llevamos.
Cuando uno no busca a Dios conforme a la Palabra, Él no se mueve, allí se mueve un espíritu diferente. La primera vez había danza, regocijo, una aparente celebración; pero esta vez se convirtió en luto, en miedo, en terror porque estaban haciendo las cosas no conforme a la Palabra de Dios. Cuando uno no hace lo que Dios ha dicho tarde o temprano uno va a ser quebrantado, uno puede ser derribado por interpretar las cosas de Dios a nuestra manera, según nuestro consejo y no según el Espíritu de Dios.
Pero esta vez fue diferente, hubo gozo, humillación a Dios; este hombre se hizo como uno más, se quitó los vestidos reales y se puso un efod de lino, se vistió como un levita, se vistió como un adorador, como realmente tenía que vestirse. Uno no puede gozarse en la presencia del Señor mientras no se quite los harapos del mundo, del orgullo, de altivez; y cuando se hace así uno se llena de la presencia de Dios. David se gozó porque había traído la presencia del Señor a su vida, allí llegaron con el arca y la pusieron en el lugar que David le había levantado y sacrificó David holocausto y ofrendas de paz para Jehová.
La primera vez no hubo sacrificio. Por eso ahora tiene que haber muerte, al orgullo, a la mundanalidad, a los apetitos carnales. “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias” (Romanos 6:11-12). Hubo sacrificio de alabanza y llegó el arca; pero ahí no termina todo, cuando uno entra por la puerta, cuando uno se humilla verdaderamente a Dios, cuando uno dice que va a caminar por la senda antigua, por la Palabra verdadera de Dios, entonces sale Mical al encuentro tratándonos de impedir que nos humillemos, que adoremos y exaltemos a Dios.
“Y David se volvió para bendecir su casa” (1 Crónicas 16:43). La primera vez no pudo volver para bendecir su casa porque llegó con su rostro avergonzado y atemorizado por lo que había ocurrido, pero ahora que se estaba haciendo las cosas conforme a la Palabra de Dios. David no solo se había gozado, él deseaba llevar esta bendición a su casa, pero se acordó de Mical, aquella persona que no alaba a Dios, que no lo conoce, que se gozaba de los privilegios de ser la esposa del rey, pero no quería humillarse en la presencia del Señor.
Este hombre iba tocado, pero ahí sale esta mujer a recibirlo. “Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera!” (2 Samuel 6:20). Ese espíritu de Mical sigue vivo, quiere impedir que la gente se humille delante de Dios y le dé gloria, ese espíritu le dice a la gente que no se necesita ayunar, que no se necesita vigilar, que no les importa gritar o saltar, que no les importa levantar las manos, que son gente que no tienen nada que hacer.
El espíritu de Mical ronda por todas partes, menospreciando a los que adoran a Dios y se humillan ante su presencia; no le gusta esa manera de adorar, son fríos, son indiferentes, están adormecidos, pero nosotros estamos vivos y el resultado de esa vida es la presencia del Espíritu de Dios, es la gracia, es el arca de Jehová en nuestro medio. David está con gozo, con alegría, hay alabanza, no hay vergüenza, lo que hay es deseo de adorar, de exaltar, de decir que Dios vive; pero cuando se trata de humillarnos, de rendirnos, de santificarnos, allí está Mical de frente criticándonos.
Enfrenta ese espíritu, enfréntelo como lo hizo David. “Entonces David respondió a Mical: Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová. Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas de quienes has hablado” (2 Samuel 6:21-22). No le importó la opinión, la crítica, no le importó la murmuración, el siguió gozándose.
¿Usted está dispuesto a cerrarle la puerta a cualquier carro nuevo? Hay que hacerlo con responsabilidad, con valentía, porque aquí es donde se necesita. Que Dios nos ayude.

Fuente:impactoevangelistico.net

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