Nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido. – Mateo 19:27.
El pastor… las ovejas le siguen, porque conocen su voz. – Juan 10:2-4.
Caleb “había seguido cumplidamente al Señor”. ¿Qué quiere decir eso? Cuando hacemos una excursión por la montaña seguimos a un guía.
La relación entre el caminante y su guía está basada en la confianza y
la obediencia. Al caminar por las cuestas heladas ponemos los pies en
sus huellas, cuando pasamos por un lugar rocoso observamos cómo esquiva
las dificultades. Si el guía decide que es necesario renunciar debido al
mal tiempo, damos media vuelta. Pero si afirma que podemos ir hasta la
cumbre, no hacemos caso a nuestro cansancio y cobramos ánimo.
Del mismo modo el Señor Jesús nos invita a seguirle. Al dar su vida
por nosotros en la cruz, nos mostró que merecía nuestra completa
confianza. Por supuesto, no lo vemos a él con nuestros ojos, sino por
medio de la fe, con la ayuda del Espíritu Santo y de la Biblia.
Al seguir a alguien tengo los ojos puestos en él para imitarlo.
Imitar al Señor es tratar de parecerse a él. En todas las situaciones en
las cuales Dios me coloca, su objetivo es que sea un fiel reflejo de
Jesús: en mi forma de ser, de hablar, de actuar, y quizá de sufrir.
Para seguir al Señor es necesario conocerlo primeramente como el Pastor. El buen Pastor da su vida por sus ovejas. “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:11, 27).
Fuente: amen-amen
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