miércoles, 27 de junio de 2012

El Polvo de la Muerte.

El Polvo de la Muerte.

Dios formó al hombre del polvo de la tierra… – Génesis 2:7.
Polvo eres, y al polvo volverás. – Génesis 3:19.
 
El primer hombre, Adán, puesto en el huerto de delicias, desobedeció la palabra de Dios y escuchó la voz de Satanás. Pecó y así cayó en la condenación divina: “polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19). Era la aplicación de la advertencia que había recibido en caso de desobediencia: “Ciertamente morirás” (Génesis 2:17).
 
En contraste total con Adán y su descendencia, “el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo” (1 Corintios 15:47). Jesucristo vino del cielo; no tenía pecado alguno, pues ni lo conoció ni lo cometió (2 Corintios 5:21; 1 Pedro 2:22). Entonces, ¿Cómo su cuerpo podría volver al polvo? La muerte no tenía ningún derecho sobre él. Sin embargo tuvo que morir, el justo por los injustos, para borrar nuestros pecados. Jesús entró en el ámbito de la muerte, de ahí la expresión simbólica: “Me has puesto en el polvo de la muerte” (Salmo 22:15).
 
Si Jesús pasó por la muerte (llamada “la paga del pecado” en Romanos 6:23), entró como vencedor. El cuerpo de Jesús colocado en la tumba no podía conocer la corrupción (Salmo 16:10), ni siquiera ser puesto en contacto con ella: el lienzo que lo envolvía estaba nuevo (Mateo 27:59), y el sepulcro también (Juan 19:41). Dios puso el sello de su aprobación a la obra cumplida por su muy amado Hijo al resucitarlo de entre los muertos. Jesús venció la muerte por todos los que creen en él. Así como llevaron la imagen de aquel que es polvo (Adán), también llevarán la imagen del celestial (Jesucristo) (1 Corintios 15:49).
 
Fuente:Amen-amen

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