“Porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar
en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros
adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.” Hechos 17:23.
Los teólogos han tratado de describir a Dios de muchas maneras. Dios es
la sustancia de todas las virtudes humanas. Es todo sabiduría y todo lo
sabe. Puede hacer todo lo que nosotros no podemos, y es depositario de
todas las bondades a que aspiramos. En otras palabras, Dios es
Omnipotente (todo lo puede), Omnisciente (todo lo sabe) y Omnipresente
(está en todas partes).
Por otra parte, podemos describir a Dios comparándolo con nuestras
limitaciones humanas. Por ejemplo, somos mortales, pero Dios es
inmortal; somos falibles, pero Él es infalible.
Dios es Espíritu eterno e imperecedero. No tiene principio ni fin.
Tiene plena conciencia de sí mismo («Yo soy»). Es plenamente moral y
responsable («Hagamos»). Es la esencia del amor y ama. Es también un
juez recto —totalmente justo y fiel.
Dios es el Padre de la creación, el hacedor de todo lo que existe. Es
todopoderoso y sostiene el Universo. Existe fuera del Universo (los
teólogos llaman esto trascendencia), aunque su presencia llena toda la
creación (los teólogos dicen que es inmanente), y la gobierna. Existe
dentro de la naturaleza, pero no es la naturaleza, ni está sujeto a sus
leyes como dicen los panteístas. Es la fuente de la vida y de todo lo
que existe.
La mejor descripción de Dios es el nombre que le reveló a los primeros
israelitas, Jehová. Jehová se traduce a veces como «Señor». Los
especialistas creen que se trata de un antiguo modo del verbo hebreo
«ser», cuyo significado literal sería: «Aquel gracias al cual existe
(todo) lo que es».
Fuente:impactoevangelistico.net
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